domingo, 7 de junio de 2015

Ferrol huele a porro.


Algo despertó en la noche a la aldea calmada de Narón. No era ningún sonido provocado por arma militar lo que se oía, ese al que los habitantes ya estaban acostumbrados. No olía a Ría, ni había en el ambiente un aroma a estiércol. La temperatura era fría, embargo alta para ser diciembre. Por eso lo que despertó en la noche a la aldea calmada de Narón aún hoy sigue siendo un misterio.

Días antes se habían recogido algunas pruebas del ambiente debido a que varios medios de comunicación dieron la noticia de que la ciudad más próxima a la aldea, Ferrol, estaba inundada de un olor llamativo y peculiar; muy similar al que desprende la flor de la marihuana cuando está en todo su esplendor. Hasta una de las principales cadenas de televisión, laSexta, ofreció en su telediario un reportaje sobre las impresiones de los vecinos.
<< ¡Huele a porro!>> Decía en una entrevista una de las vecinas ferrolanas, alertada por la posibilidad de una mafia de la droga cercana a su domicilio. Pero el olor se podía disfrutar en cualquier parte de la ciudad, e incluso en momentos puntuales, hasta en Narón, Fene, la Graña o Mugardos se llegó a percibir la citada fragancia.

Por lo tanto, se sospecha de la posibilidad de que fuera ese mismo perfume el que llevó a levantarse de la cama, a todos y a cada uno de los que en esa noche intentaban conciliar el sueño o no, y salir a la calle sin coger ni una rebequita con la que arroparse del frío que ninguno pareció notar. No hubo sonido súbito que les levantaran, no fue un cañón, ni una explosión; no hubo redoble de tambores ni de campanas. Pero al amanecer del día siguiente, aparecieron en la ría los cuerpos de todos los habitantes de una ciudad muerta.
 
Ferrol huele a porro, y no es por culpa mía.

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